Biotecnología "made in Santa Fe"

Cerca de las semillas que se bancan mejor "la seca". El equipo de la Dra. Raquel Chan (CONICET-UNL) trabaja con ingeniería genética para desarrollar semillas tolerantes a la sequía, al frío, a la salinidad y a los insectos. En pocas semanas, comienzan los ensayos a campo en maíz y trigo. Si los resultados son favorables, esta podría ser la etapa final de una investigación clave.

Cerca de las semillas que se bancan mejor "la seca". El equipo de la Dra. Raquel Chan (CONICET-UNL) trabaja con ingeniería genética para desarrollar semillas tolerantes a la sequía, al frío, a la salinidad y a los insectos. En pocas semanas, comienzan los ensayos a campo en maíz y trigo. Si los resultados son favorables, esta podría ser la etapa final de una investigación clave. 

Este año "la seca" hizo estragos. Las imágenes más duras son las de los animales muertos, tirados en las islas y en los campos del norte de la provincia. Pero la falta de humedad también complicó la campaña de trigo y ahora está demorando la siembra del girasol. La solución puede estar mucho más cerca de lo que parece. En realidad, a algunas cuadras del Puente Colgante, en un laboratorio y en una cámara de cultivo de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas de la UNL. Allí, un equipo de becarios y científicos santafesinos -coordinados por la Dra. Raquel Chan- están por comenzar los ensayos a campo de variedades de trigo e híbridos de maíz que pueden crecer en condiciones de irrigación muy desfavorables.Además estudian semillas que pueden desarrollarse en suelos salinos, que resisten los ataques de los insectos, la falta de luz (por ejemplo, en esquemas de intersiembra) y el calor o el frío excesivos. 

Es un proyecto de investigación biotecnológico que puede ser revolucionario y que se realiza con los recursos que aportan una empresa privada (Bioceres) y tres organismos públicos: la UNL, el CONICETt y la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica. La Dra. Chan habló con Campolitoral para contar los resultados que alcanzaron hasta este momento y adelantar cuáles son los pasos que se vienen.

 

- ¿Qué se pudo lograr hasta ahora?

- La investigación en la planta modelo (Arabidopsis Thaliana), en nuestra cámara de cultivo, arrojó resultados muy alentadores. Esta planta aguantó entre 30 y 40 días recibiendo sólo un mililitro de agua por día -que es muy poco-. Obviamente, no se desarrollan igual, porque la falta de agua la sienten. Pero la diferencia es que con estas condiciones una planta normal se moriría, y estas sobreviven.

- ¿Cuál es el objetivo final?

- Apuntamos a que en lugares en los que no se puede sembrar, porque tienen muy poca agua, estas plantas si puedan crecer. Hay que aclarar algo. No pueden sobrevivir en el desierto, eso no existe; pero se desarrollan con mucha menos agua.

Es clave la diferencia entre resistencia y tolerancia. Qué una planta resista la sequía implica que puede crecer hasta en el desierto. En el caso de la tolerancia -que es lo que estamos investigando- las plantas se adaptan a condiciones de agua muy desfavorables, pero necesitan humedad, sino también se mueren.

- ¿Qué régimen de lluvia mínimo requieren para crecer en el campo?

- Todavía es difícil saberlo. Es complejo extrapolar los resultados de la planta modelo -en la cámara de cultivo- a los cultivos de interés agronómico. Estos datos los vamos a tener con certeza cuando hagamos los ensayos a campo, pero somos muy optimistas. Vamos a trabajar sobre maíz y trigo, y los ensayos comienzan antes de fin de año, y también se van a hacer en el 2008.

- ¿Por qué son optimistas?

- En la planta modelo trabajamos con suelos traídos de distintas partes del país. Las plantas transformadas sobrevivieron mucho mejor en todos ellos (suelos con contenido arcilloso, arenoso y otros muy desfavorables para las plantas). Las diferencias fueron enormes. Además, está la cuestión de los promotores.

- ¿Qué son los promotores?

- Explicado en términos sencillos, el promotor de un gen viene a ser como el interruptor de una lamparita, que puede estar prendido o apagado. Tiene la función de manejar qué genes se expresan y cuáles permanecen latentes. En la planta modelo logramos que el gen de tolerancia a la sequía sólo se "prenda" cuando falta agua, sino permanece latente. Es importante que se mantenga "apagado" -si no es necesario- porque evita que la planta consuma energía innecesariamente (sería lo mismo que tener la luz de casa prendida todo el día). Cuando una planta malgasta energía se desarrolla menos -es más chica-. La energía que está malgastando, para tolerar una sequía que en ese momento no existe, la pierden otros genes. Con ingeniería genética logramos que el promotor se accione sólo cuando es necesario. Si no hay sequía es casi imposible distinguir una planta modificada de una natural.

- ¿Es una investigación original?

- En otras partes del mundo se están investigando cosas parecidas. Pero el tipo de interruptor que desarrollamos nosotros es original. Está patentado y protegido. Y se hizo en el laboratorio y en la cámara de cultivo que tenemos aquí en la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas.

- ¿Cómo comenzó este proyecto?

- Nuestro grupo estaba estudiando como responden las plantas a las condiciones medio ambientales desfavorables. Era un trabajo bastante básico. Las plantas tienen una respuesta natural, algunas se adaptan -hasta un cierto punto-, limitando su desarrollo, pero se adaptan. Identificamos esos genes, los estudiamos y describimos como funcionan. De ahí surgió la idea de que si uno aumenta esa respuesta va a obtener una planta que va a tolerar mejor la falta de agua.

 

La percepción social de los transgénicos. La Dra. Raquel Chan trabaja todos los días con genes: hace investigación genética. Hablar con ella sobre las resistencias que generan los cultivos transgénicos es ingresar a un debate que la apasiona. "Esto no es ecológicamente más dañino que lo que se venía haciendo. No se ha probado ningún efecto nocivo para la salud humana, animal o ambiental en los organismos genéticamente modificados (OGM). Existen muchísimos estudios realizados por laboratorios independientes que sustentan esto", afirma.

"La gente suele temer aquello que no entiende y que no conoce -agrega-, y hubo mucha propaganda en contra de las organizaciones ambientalistas. A veces es un debate más político o ideológico que científico", explica Chan. La especialista dice que lo que se modifica es sólo un gen -de los 30.000 o 50.000 que tienen las plantas- para conseguir una respuesta específica. "Se han realizado cambios mucho más drásticos -y a ciegas- en los esquemas de mejoramiento clásico (las cruzas tradicionales de animales y cultivos)", contextualiza. Además, Chan destaca que hay muchos casos de transgénicos que no sólo no han dañado el medio ambiente, sino que lo han mejorado."En Australia la siembra de algodón BT (resistente a insectos) -en varios lotes cercanos a un río- terminó con la contaminación que generaba el uso de insecticidas en esas aguas", precisa Chan.